Nada en el vacío hasta convertirlo en caos.
La intensidad de un segundo que le da sentido al todo.
El orden no era importante y las preguntas se convirtieron en necesidad:
¿qué es la vida? ¿quién soy yo?.
Vivir en el desorden para encontrar la sorpresa.
El futuro no encontraba sentido en el ahora.
La libertad se confundía con la idea “sin compromisos”,
y el baile sin direcciones llenaba el espíritu desconocido.
Ahora la incesable curiosidad se ha unido a la paciencia
y ya no quiere comer los frutos que no estén maduros.
La velocidad se ha convertido en sutileza
para sentir las partículas pequeñas que crearon el Universo.
Abandonar la rapidez para adentrarse en la profundidad,
y darse cuenta que en cualquier grieta puede encontrarse el ciclo de la vida
reposando en un corazón tranquilo.
“Y... ¿quién soy yo?” se preguntó.
Eso que se manifiesta libremente en el presente continúo.
Por eso se llama presente.
DISFRÚTALO
